Resulta gracioso ver como a veces pifiamos descaradamente con nuestros
pronósticos sobre determinados juegos. Quienes periódicamente lean esta web,
habrán leído un avance de Brave: A Warrior’s Tale realizado hace unos meses,
cuando esperábamos una versión renovada de un interesante arcade de plataformas
lanzado en su momento para Playstation 2. Incluso nos atrevimos a dar ciertos
pronósticos optimistas sobre esta nueva edición, con más niveles, personajes e
historia mejor desarrollada. Bueno, la verdad es que nos equivocamos. Y no un
poco, sino groseramente. Tenemos en nuestras manos la versión para Xbox 360 del
juego, y tras haber terminado su -dentro de todo- corto modo principal, no
podemos menos que recomendarles a todos los usuarios que se alejen de esta
aberración lo antes posible. Lo que ocurrió con esta remake es particular,
porque no sólo los desarrolladores no mejoraron la experiencia, sino que
arruinaron lo que tenía de bueno el original. Pero vayamos por partes.
El apartado gráfico es lo primero que puede apreciarse, y desde el vamos la
experiencia no es para nada grata. Ya el título original no se caracterizaba por
ofrecer una experiencia audiovisual demasiado robusta, pero esta deficiencia se
nota aún más en una consola como la de Microsoft. Texturas lavadas, personajes
carentes de detalles y entornos simplones son tan sólo algunas de las
características propias de un motor gráfico añejo, débil. Pero no sólo se
produjo un deterioro en este aspecto, sino también en el modo de contar la
historia. Las nuevas misiones fueron introducidas en segmentos claves del
argumento, debilitando el ritmo de la aventura de forma notable. Es decir que
las nuevas misiones además de ser mediocres en su mecánica, son incongruentes
con el resto.
Con respecto a la jugabilidad, sigue tratándose de un juego de
plataformas tridimensional clásico –muy clásico-, orientado al público más
infantil. Su principal virtud es la variedad de estilos, que van desde los
saltos de un segmento al otro de la pantalla, al manejo de canoas e incluso la
posibilidad de convertirse en un animal en ciertas ocasiones. Esta anunciada
variedad no estaría nada mal, si no fuese porque cada estilo de juego individual
cuenta con numerosas fallas de concepto básicas. Al parecer los desarrolladores
nunca probaron bombas como Super Mario Galaxy, porque en su creación
implementaron únicamente conceptos arcaicos y llenos de inconvenientes. Incluso
hay problemas con la dificultad, gracias a una especie de zigzag entre
dificultad extrema y extrema accesibilidad. No hay mucho más para decir sobre
Brave: A Warrior’s Tale, juego que no recomendamos bajo ninguna circunstancia.
En caso de que tengan un niño pequeño en la familia, el catálogo de la consola
está lleno de mejores opciones.